¿QUÉ ES LA DEMENCIA FRONTOTEMPORAL?
Se trata de un síndrome neurodegenerativo muy amplio. Dentro del mismo se pueden encontrar dos grandes variantes: una variante conductual, que cursa con trastornos de conducta y una clara afectación de las funciones ejecutivas y una variante que afecta principalmente al lenguaje en estadios iniciales, llamada Afasia Progresiva Primaria.
1.- Variante conductual
Es la forma más común de DFT. Denominada también Enfermedad de Pick o degeneración frontotemporal (denominaciones menos frecuentes y en desuso). Suele afectar a personas más jóvenes (menores de 65 años) en comparación con otros tipos de demencia. Las personas que padecen esta variante suelen ser mal diagnosticadas con Trastornos Psiquiátricos u otras Enfermedades Neurológicas debido a los cambios en la conducta y en la personalidad que suelen producirse en las fases iniciales.
La afectación de las funciones ejecutivas (capacidad de planificación, organización, razonamiento lógico, inhibición conductual, toma de decisiones y capacidad de juicio) es la característica principal en los estadios iniciales. A diferencia de otros tipos de demencia, como la Demencia tipo Alzheimer la memoria y las capacidades visoespaciales no suelen verse demasiado comprometidas hasta estadios avanzados de la enfermedad.
A continuación, se exponen, algunos de los síntomas más característicos y frecuentes de esta variante conductual:
Desinhibición:
Se trata de una disminución o pérdida de la capacidad para adecuar el comportamiento a las diferentes normas o preceptos sociales, lo que provoca en ocasiones comportamientos socialmente inadecuados y cierta impulsividad. Algunos ejemplos de este tipo de conductas pueden ser:
– Realizar comentarios inusuales, groseros u ofensivos hacia otras personas.
– Pequeños hurtos en tiendas.
– Realizar compras de manera impulsiva e imprudente.
– Episodios de irritabilidad y/o agresividad.
– Comportamientos sexuales inadecuados.
Apatía:
Falta de interés o indiferencia hacia actividades importantes o significativas para la persona. Se puede dar, por ejemplo, una pérdida de interés hacia el trabajo, aficiones o relaciones personales. Se pierde la iniciativa para realizar estas y otras acciones pudiendo llegar a repercutir incluso en el autocuidado (p. ej. higiene personal).
Comportamientos compulsivos o ritualistas:
Se trata de comportamientos o rutinas conductuales que se realizan de forma reiterada y son poco susceptibles al cambio. Estas pueden incluir, repetir frases o palabras, releer el mismo libro una y otra vez, etc.
Disminución de la empatía:
Suele aparecer una pérdida de la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, lo que conlleva, en ocasiones, una incapacidad de reconocer los sentimientos de los seres queridos. También se suele dar una menor sensibilidad, falta de preocupación o indiferencia ante acontecimientos o eventos importantes (por ejemplo, el fallecimiento de un familiar).
Cambios en la alimentación:
Pueden aparecer cambios en la alimentación, tanto en la cantidad de comida y bebida que se ingiere, como en las preferencias dietéticas. Así bien, pueden darse atracones, consumo excesivo de agua o alcohol, antojo de alimentos con un índice glucémico elevado, intentos de consumir objetos no comestibles, etc.
Deterioro de las funciones ejecutivas:
Las funciones ejecutivas, son las que nos permiten ser flexibles en nuestro día a día y abarcan diferentes habilidades como la capacidad de planificación y organización, la toma de decisiones, etc. En las personas con DFT, suelen estar afectadas, lo que implica que muchas veces aparezcan dificultades en su vida diaria. Algunos ejemplos frecuentes son:
– Dificultad para planificar diferentes actividades de la vida diaria.
– Decisiones económicas o financieras cuestionables.
– Errores en el puesto de trabajo.
Inestabilidad emocional:
Pueden darse cambios de humor más frecuentes e intensos en comparación con los presentados por la persona antes de la enfermedad.
Anosognosia:
Las personas con DFT no suelen ser conscientes de los cambios mencionados. Como consecuencia de esto, pueden presentar respuestas de rechazo hacia comportamientos compensatorios por parte de distintas personas de su entorno, por ejemplo, pueden culpar a su jefe de la pérdida de su trabajo o pueden mostrar ira o enfado ante el ofrecimiento de ayuda para afrontar las limitaciones derivadas de la enfermedad, por parte de familiares o amigos.
2.- Afasia progresiva primaria
La Afasia Progresiva Primaria (APP), está caracterizada principalmente por una pérdida gradual de la habilidad de hablar, leer, escribir y entender lo que otros dicen. Estos problemas con el lenguaje suelen darse de manera aislada, sin estar acompañados de dificultades o déficits en otras funciones cognitivas (memoria, atención, praxias, etc.)
La APP se subdivide a su vez en tres subtipos clínicos en función de qué aspecto del lenguaje esté principalmente afectado:
Variante no fluente: Las personas que padecen esta variante presentan dificultades para hablar cada vez mayores, sin embargo, siguen recordando el significado de las palabras y frases.
Variante semántica: La característica principal de este subtipo es la pérdida progresiva del significado de las palabras. Tienen problemas para comprender el lenguaje, sin embargo, conservan un discurso fluido, pero este es vago y difícil de comprender debido a que omiten o sustituyen muchas palabras.
Variante logopénica: dificultades para encontrar palabras cuando están hablando. Como consecuencia de esto, tienden a hablar lentamente y con continuas vacilaciones mientras tratan de buscar la palabra o palabras con las cuales quieren expresarse.