REMINISCENCIA
Es una de las terapias no farmacológicas más utilizada en los centros de atención a personas con demencia ya que parece especialmente adaptada a sus problemas de memoria, caracterizados por graves dificultades para recordar eventos recientes, pero relativo buen recuerdo de la vida pasada, especialmente de la niñez y la primera etapa de la vida adulta.
Centrarse en las capacidades y recuerdos preservados promueve la comunicación y permite a la persona conectar con su pasado y recuperar su sentido de identidad personal.
Para llevar a cabo una terapia de reminiscencia en pacientes con demencia, sirve cualquier elemento que estimule los sentidos, pero hay que tener en cuenta que debemos elegir los elementos en función de estadio y las capacidades de los pacientes (tener en cuenta déficits visuales y auditivos).
Estos elementos pueden ser:
OBJETOS:
Característicos de una época en concreto, por ejemplo la infancia, o de un tipo de evento como una boda
FOTOGRAFÍAS:
Personales, de lugares, de un lugar de trabajo, acontecimiento histórico, etc.
OLORES:
Característicos de la época, como una bola de naftalina, una colonia significativa, etc.
SABORES:
Realizando una taller de cocina (comidas, bebidas) pero con el objetivo de trabajar la reminiscencia.
SONIDOS:
Grabaciones con sonidos de antaño, como campanas, tren, animales de granja, etc.
MÚSICA:
Es un desencadenante muy potente, cuanto más sabemos de la vida del paciente, mejor podremos elegir una música para realizar una sesión de reminiscencia. Música con la que se enamoró, grabaciones de radio de la época, etc.